ALCANZAR LA SALVACIÓN SIN ESTAR BUSCÁNDOLA
Cualquiera podría comenzar esta lectura
preguntándose ¿cuál salvación? Es muy válida esa pregunta y más cuando siempre
procuro respetar las diferentes ideas, corrientes, posturas o percepciones.
Como siempre procuro dejar claro que no pretendo imponer nada y mucho menos
decir que mi propuesta es la verdad final.
Iniciemos aclarando lo relacionado a la salvación,
demos ejemplos:
- Caminar por la acera y no por el medio de la calle es decidir salvarnos de un accidente.
- Ir a la playa y colocarnos protector solar, es decidir salvarnos de un cáncer de piel.
- Amar a la familia, a los padres y demás integrantes, es asegurar, salvar, nuestra salud emocional, psíquica e incluso física.
Ejercer correctamente
nuestro oficio o nuestra vocación es salvar nuestro reconocimiento, el nivel de
rendimiento, valoración e incluso autoestima.
Hay momentos en los que hacemos conciencia
de las consecuencias que pueden traer nuestras acciones. Cuando actuamos prudentemente
es porque reconocemos que es lo correcto, porque de no hacerlo dañamos un
trabajo o lastimaríamos la vida de otra persona, aunque nosotros estemos
aparentemente intactos.
La frase que inspira este escrito es la que
aparece en el libro del profeta Daniel y que Juan Bautista
De La Salle rescata
en varios de sus escritos al momento de orientar a los educadores sobre la gran
responsabilidad que poseen.
“Los que tengan el conocimiento brillarán como un cielo
resplandeciente, los que hayan guiado a los demás por la justicia brillarán
como las estrellas por los siglos de los siglos.” Dn 12,3
No todo ser humano hace
consciencia de esta realidad. Hemos escuchado muchas veces la afirmación “el
conocimiento es poder”, eso es cierto, el que se ha preparado, estudiado,
obtenido información, seguramente tendrá mayor posibilidad de alcanzar algunos objetivos
que no obtendrá el ignorante. Tener el conocimiento debe ser utilizado para el
bien, para construir, servir, amar, de esa manera estaremos brillando como un
cielo resplandeciente; otros nos mirarán como referencia y querrán acercarse,
verse beneficiados por esa sabiduría y resplandor.
Ese brillo no llega solo, viene a
ser la consecuencia de las acciones asumidas en bien de los otros. Si tu
conocimiento lo utilizas para guiar a otros por el camino de la justicia, tu
brillo será como el de las estrellas.
Dicho esto, volvemos al título. ¿Será
cierto que alcanzamos la salvación sin estar buscándola? Toda acción buena que
realicemos, traerá como consecuencia la mirada misericordiosa y paterna de Dios,
en otras palabras “la salvación”. Nos estaremos alejando del mal, del odio, de
la rabia, de la venganza, de todas esas enfermedades que no nos permiten vivir
sanamente del cuerpo, los pensamientos y espíritu.
Un mensaje para los
educadores:
“Agradezcan a Dios que haya tenido la bondad de servirse
de ustedes para
procurar a los niños tan grandes beneficios, y sean
fieles y exactos a
desempeñarlo sin recibir remuneración alguna, para
que puedan decir con san
Pablo: el motivo de mi consuelo es anunciar el
Evangelio gratuitamente, sin
que les cueste nada a los que me escuchan.” MR 194, 1,2
Si nosotros
los educadores hemos optado libremente por esta profesión, asistimos a las
universidades, dedicamos muchas horas a la planificación y a la evaluación;
contamos con el poder del conocimiento el cual debe ser utilizado para el bien,
para el servicio. Terrible cuando escuchamos a educadores expresarse de forma
intimidante hacia sus estudiantes, lamentablemente ellos no quieren reconocer
que el poder que poseen se les ha dado para salvar y salvarse. Dios es quien
nos ha colocado en el lugar de procurar grandes beneficios a los niños y
jóvenes.
En la medida en que ayudamos a
otros a ser buenos, estar preparados, alcanzar el conocimiento y reconocer el
buen camino, estamos inconscientemente salvando nuestra vida de todo mal. Es un
efecto rebote, quien da amor recibe amor. Seguramente alguno estará pensando: “no
siempre”, “hay personas muy mal agradecidas”, “estoy casando de hacer el bien
para que me paguen con el mal”. Sí, eso es verdad, pero es que en ningún lado
he negado esa otra realidad, lo que estoy queriendo reconocer y darle fuerza es
a la idea de que por encima de nosotros hay un Dios que nos sostiene a pesar de
esas otras realidades y aunque existan personas malas no debemos renunciar a
nuestros principios y creencias.
“Y la verdadera razón de esto es
que, si cumplen bien la función de guías y conductores de las almas de quienes
les están confiados, cumplirán igualmente bien sus obligaciones para con Dios;
y Dios los colmará de tantas gracias, que se santificarán ellos mismos en la
medida en que contribuyan todo lo que puedan a la salvación de los demás.” MR 205,2,2
Cuando abres una puerta para que otra
persona pase, es porque tú tienes la llave, la posibilidad de entrar o salir
cuando quieras. Permitir que otros entren en un espacio de bien, de paz y
convivencia, es porque eso a ti te hace bien, estás convencido de cuál es el
camino para alcanzar la felicidad.
Hago un alto en mis palabras y deseo
que vean este pequeño video de la película “La lengua de las mariposas”, considero
que pueden expresar muchísimo mejor lo que llevo en mi mente y corazón:
No quisiera desviar la atención
del mensaje en aquellos detalles históricos en los que se desarrolla esta
película, una España en la que se están dando los primeros pasos para lo que será la guerra civil española, en donde muchos tuvieron que
renunciar “exteriormente” a sus principios para salvar su propia vida y la de
sus seres querido; esa es otra “salvación” que lamentablemente existe y nos ha
hecho mucho daño.
Hacer siempre el bien, dar lo
mejor de nosotros, construir un mejor planeta desde cada una de las aulas,
patios, calles; abrir las mentes hacia el conocimiento y despertar conciencias
dormidas. Eso es hacer el bien, eso es alcanzar la salvación, eso es utilizar
el conocimiento como una fuerza transformadora, aunque a algunos no les parezca o no les convenga que el conocimiento sea difundido y puesto al alcance de todos.
Espero sus comentarios.
Viva Jesús en nuestros corazones…
por siempre.
Nota:
Las citas MR corresponden a las Meditaciones para el tiempo de Retiro de San Juan Bautista De La Salle.