15 de septiembre de 2018

ESTO ES PARA TI, PAPÁ, MAMÁ, EDUCADOR...


ESTO ES PARA TI, PAPÁ, MAMÁ, EDUCADOR…

“Mamá mi amiguito Schmuel no es igual a nosotros, ¿es buena gente?”

Bruno es un niño de 9 años de edad, el cual ha nacido en Alemania, educado bajo los fuertes y cerrados pensamientos de un padre militar que ocupó altos rangos durante los años 1939 a 1945 (II Guerra Mundial).

Schmuel niño de 08 años de edad, el cual pertenece a una familia judía, educado bajo las enseñanzas de tal religión la cual tiene como guía y enseñanza la Torá y una madre que es maestra y que busca infundir los mejores valores en su hijo.

Cierto día paseando por el campo Bruno se encuentra con Schmuel, dos almas nobles e inocentes comienzan a colocar las bases de una gran amistad, se ríen, juegan, hablan de sus padres y costumbres, reconocen las diferencias pero no se detienen. Cada día es una gran oportunidad para ser felices, sus corazones no entienden de conflictos y guerras, solamente saben que nacieron para amar.

El padre de Bruno trata duramente a los familiares de Schmuel y los padres de este sucumben ante el odio y las torturas.

Algunas frases que Bruno escucha en su casa:

  • ·       En realidad ellos no son personas de verdad.
  • ·      Él está a cargo de un horrible lugar… Sólo es horrible para ellos Bruno, debemos estar muy orgullosos de nuestro padre.
  • ·       Es un campo de trabajo, están ahí porque son enemigos.


Algo del diálogo entre Bruno  y Schmuel:

  • Tú eres mi mejor amigo – dijo – mi mejor amigo para toda la vida.
  •  Se supone que no debemos ser amigos, tenemos que ser enemigos, ¿lo sabías?
  • No es justo, yo atrapado aquí solo, mientras tú estás allá, jugando con tus amigos todo el día.
  •  ¿Por qué no puedes estar afuera? ¿qué hiciste? Soy judío.
  • -Mi madre es maestra en mi escuela y me enseñó alemán -explicó Shmuel-. Ella también habla francés. E italiano. E inglés. Es muy inteligente. Yo todavía no sé hablar francés ni italiano, pero ella dice que algún día me enseñará inglés porque quizá me convenga saberlo -Polonia -dijo Bruno, pensativo, sopesando aquella palabra con la lengua-. No es tan bonito como Alemania, ¿Verdad? Shmuel arrugó la frente. - ¿Por qué no? -preguntó.-Bueno, porque Alemania es el mejor país del mundo -respondió Bruno, recordando lo que había oído decir a su Padre y al Abuelo en muchas ocasiones-. Nosotros somos superiores.


Otras frases:

  •  La niñez se mide a través del sonido, olores y observaciones, antes de que aparezca la sombra oscura de la razón.
  • Que uno contemple el cielo por la noche no lo convierte en astrónomo.
  • ¿A quién se le ocurriría construir un sitio tan horrible?

Inspirado en el libro y la película “El niño con el pijama a rayas”


Dos niños, ángeles de Dios en la tierra, quieren enseñarnos que las fronteras (ideológicas, religiosas, políticas, económicas, sociales, culturales, geográficas) las construimos los seres humanos.
¿Por qué vemos como amenaza a otra persona que viene de otro país, que habla diferente, que tiene distintas costumbres alimenticias, incluso festivas?



Resultado de imagen para EL NIÑO CON EL PIJAMA A RAYAS¿Quién puso entre esos dos niños una cerca de alambres de púas que les impidiera ser libres?


¿Será un problema de educación, de temor o inseguridad?


Que esta tragedia llamada II Guerra Mundial la cual dejó tantas heridas y marcas en las mentes y corazones no se repita nunca más. Digamos no a la xenofobia.

El que sale de su tierra huyendo de un escenario de crisis no lo hace porque le place, todo lo contrario, es imposible explicar lo que se siente en el corazón, lo que se deja, la historia vivida y construida a base de esfuerzos y sacrificios.

Qué hermoso es encontrar personas que te preguntan por tu nacionalidad y te abrazan, te acogen y te permiten sentirte seguro en medio de tantas inseguridades y temores. Una sonrisa, una mano tendida rompen fronteras, tocan un corazón que se convierte en un eterno agradecido que eleva una plegaria al cielo.

Mamá, papá, educador, si estás leyendo estas líneas es porque te interesa construir un mundo diferente, en el que la paz y la hermandad sean normas inviolables, en donde todos somos reconocidos, tenemos un nombre y un apellido en común como lo es “hijos de Dios”, un mismo Padre que nos ha puesto en la tierra con la gran labor de amarnos unos a otros y ayudar al “prójimo”, a ese que está a nuestro lado (próximo) muy cerca, porque al final de nuestra vida por lo único que se nos va a evaluar es en la cantidad de amor que hayamos ofrecido.

Personas malas existen en todos lados, es lamentable y no lo podemos ocultar, la nacionalidad no protege a nadie de las malas acciones (robar, violar, extorsionar, secuestrar, mentir, etc). El mal existe al igual que existe Dios, es la constante lucha entre construir o destruir. Nosotros en medio del manejo de nuestra libertad decidimos a cuál grupo pertenecer. El mal hará todo el esfuerzo posible para que te canses de ser bueno, para que dejes de creer en el perdón, para que renuncies a tus convicciones; mientras que Dios estará trabajando día a día para que reconozcas que tus esfuerzos por ser su imagen y semejanza no son en vano, tu mayor recompensa es la libertad, es la bendición de Dios, es la resurrección.

Siempre he dicho que por un abogado que sea corrupto y mentiroso no quiere decir que todos los abogados sean iguales, o por un médico que sea negligente no quiere decir que todos los doctores sean así, o porque un cura abuse de un menor todos los curas son iguales; todas esas generalizaciones son peligrosas, nacen del mal, no provienen de una mente que desee construir, seamos equilibrados, responsables en nuestras expresiones, sobre todo si hay menores de edad de por medio.

Si queremos un planeta diferente tenemos que comenzar por educar de manera diferente a los niños de hoy. No transmitamos a las nuevas generaciones nuestras heridas, rabias e inseguridades; cada niño tiene derecho a recibir lo mejor para crecer y educarse.

No infundamos en el corazón y en el cerebro de los niños afirmaciones que sabemos no ser ciertas, como por ejemplo: “nosotros somos superiores”; la superioridad no está en el manejo del dinero ni en las armas, está en la capacidad de amar, de perdonar, de servir, de entrar en diálogo con las otras culturas y hacer de ello una fuerza transformadora.

Vemos la segunda guerra mundial tan lejos, incluso tan extraña a nuestra realidad presente que no reconocemos el terrible peligro de estar reproduciendo escenas que se vivieron durante esos años. El terrible peligro de repetir los desastres de la historia en el que nos matamos unos a otros sin reconocer que somos HERMANOS, que por nuestras venas corre la sangre del Dios de la vida, y a nuestros pulmones entra el oxígeno del Dios de la paz.
Resultado de imagen para EL NIÑO CON EL PIJAMA A RAYAS

Seamos ministros de Jesucristo, sus fieles representantes, garantes de que el Reino de los Cielos se instale en la tierra, en donde todos tenemos un puesto en la mesa.

Es mucho lo que tenemos que trabajar internamente desde nuestra propia historia para sanar heridas, liberarnos de pesadas cadenas y comenzar a ser los protagonistas de una nueva historia. (Recomiendo leer el escrito titulado “Humano”)

No más xenofobia, no más odio, que de nuestros labios y acciones solamente salgan piezas que construyan fraternidad.

Espero sus comentarios…

Viva Jesús en nuestros corazones… por siempre.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar en este espacio de formación.