23 de septiembre de 2018

¿QUÉ DEBO HACER PARA CONVERTIRME EN EL MEJOR AMIGO O AMIGA DE MI HIJO?



Antes de abordar el tema considero que debo pedir disculpas a todos los padres y madres de familia porque reconozco que yo no soy el más preparado, pero lo que sí traigo para compartir con ustedes son muchos años de estudios y de experiencia en las aulas y patios de varios colegios; en esos escenarios uno aprende muchísimo de cada niño, joven y adulto con el que se logra compartir la vida. Gracias a ellos es que les dedico estas líneas.

Deseo dejar claro que cuando escribo el concepto “padre” estoy considerando al papá y a la mamá.

¿Qué debo hacer para convertirme en el mejor amigo o amiga de mi hijo? 
NADA, sencillamente porque eres el papá o la mamá y a esa vocación no deberías renunciar, dar vida a otro ser humano es una gran responsabilidad. Dejar de ser el papá para convertirse en el amigo, eso me hace mucho ruido.

Trataré de explicarme. Los mejores amigos o los amigos, se manejan bajo unos códigos de relación y alianzas muy propias de las mismas generaciones que no coinciden con la de los padres, e incluso ese vínculo de amistad podría llegar a romperse en el momento en el que alguno de los dos así lo decida. Los padres y los hijos pueden enojarse, incluso dejar de hablarse, pero nunca dejarán de ser familia.

Los amigos se tapan o esconden ciertos secretos, travesuras o experiencias de la vida que reconocen no tan positivas para que los padres no se enteren nunca, esto tiene su razón de ser, muy válida por cierto. Los amigos se prestan dinero, reconociendo que hay que cancelarlo (ese es el deber ser), los amigos en caso de vivir bajo el mismo techo tienen normas y acuerdos de convivencia, los amigos no están obligados a asumir todos los gastos de comida, salud, estudios, recreación, vestido, etc.




El papá y la mamá desde el nacimiento hasta una edad en la que el hijo se hace independiente asumen:
·         La alimentación
·         El vestido
·         Vivienda
·         Estudios
·         Recreación
·         Salud
          Y otros asuntos del día a día.

Cada una de las necesidades antes mencionadas se cubre de la mejor forma posible, todos los días, sin descanso y con un manual de acuerdos y convivencia. Estas normas las ponen los padres, los hijos las asumen y cuando son grandes se van modificando las que sean necesarias, pero no olvidemos la repetida frase que tiene mucho de razón “mientras vivas bajo este techo se hace lo que yo digo” y al hijo no le queda de otra.

Un hombre o una mujer desde el momento que recibe la noticia de que va a ser papá o mamá comienza a desarrollarse en su interior un sentimiento tan especial que lo lleva a dejar de pensar solamente en él o ella para canalizar todas sus energías en el nosotros, ya no somos dos en la familia, sino tres. Y toda la dinámica familiar comenzará a prepararse en torno al tercero, al más frágil que necesitará de unos padres bien organizados para que le protejan y le hagan sentir totalmente amado.
En el interior de los padres se presenta una mezcla de ternura, alegría, temor, dudas, inseguridad, fortuna, bendiciones, etc. que solamente se irán enfrentando y organizando en la medida en que los días y la convivencia vayan permitiendo cerrar el núcleo de la intimidad, el conocimiento y la reorganización familiar. Es algo maravilloso y bendito, que solamente desde la experiencia del amor se puede entender.

El amor paterno va más allá del deber o del agradecimiento hacia los hijos. Una mamá ama con todo su ser; si se portan bien o mal ella los amará, si alcanzan las metas o no, ella estará ahí para ayudarles, lo mismo hará el papá. Eso no lo hacen los amigos.

El amor paterno por muchas peleas que puedan darse en la relación con los hijos no se termina, no tiene fin. Es imposible que a los padres de familia se les borren todas las imágenes que llevan en su memoria relacionadas a los hijos. Es una impresión plasmada en el corazón.

El rol paterno es para toda la vida, quien pone orden en casa, quien da o niega los permisos, quien tiene la edad, experiencia y capacidad de enseñar son los padres, quien exige y reconoce a nivel académico, quien levanta de las caídas, quien escucha y habla, quien sanciona y llora a escondidas, quien nunca olvida los cumpleaños y fechas importantes.

Los mejores amigos no están para cumplir el rol de papá, y el papá no está para cumplir el rol del mejor amigo.

El hecho de que los padres y los hijos compartan espacios de diversión comunes, temas de conversación, amistades, hobbies, etc. no quiere decir que sean los mejores amigos o amigas de los hijos. No confundamos las cosas.

Es importante tener claridad en el ejercicio de roles, cada uno en la familia cumple su rol; situación que debe permitir el buen clima de convivencia, de desarrollo y crecimiento familiar.

No olvidemos que los cuatro (4) primeros años de vida de un ser humano son importantísimos a nivel educativo, motivacional, amoroso, esto permite definir al hombre o mujer del futuro. Todo acierto que se cometa será fortaleza y todo error será debilidad. No le deben entregar a los colegios la gran responsabilidad de educar a los hijos, los colegios refuerzan, enriquecen, orientan, y ofrecen algunos elementos intelectuales, conductuales, pero nunca sustituyen la educación del hogar.

Como en los escritos anteriores, este tema no se ha terminado, es el inicio del trabajo que se realizaría con padres y madres de familia durante un encuentro.

Espero sus comentarios.

Viva Jesús en nuestros corazones… por siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar en este espacio de formación.