PAPÁ O MAMÁ, ¿CON CUÁL LLAVE ABRES LA PUERTA DE LA CASA?
Queridos padres de familia, la
respuesta a esta pregunta parece ser demasiado evidente, todos responderíamos
diciendo, “pues con la única llave que abre la puerta”.
En esta oportunidad quiero
valerme de esta imagen para impulsar en cada uno de los lectores una breve
revisión de vida.
Si yo deseo comer pizzas, ¿cuál
es el lugar adecuado para ir a comprar una pizza? La pizzería, muy bien. ¿Y si
tenemos ganas de comer comida china? Pues a un restaurante chino; excelente.
Dudo mucho que una persona desee comprar un desodorante y se dirija a una ferretería
o a una gasolinera.
Las respuestas a estos interrogantes se expresan rápida y
acertadamente. ¿Por qué no sucede lo mismo cuando queremos abrir la puerta de
la casa?
Aclaremos términos, entendamos
por casa a la vida de cada uno de nuestros seres queridos, e incluso nuestra
propia vida. Qué puerta tan compleja, tan difícil de abrir. Así como nos han
enseñado que los problemas de la casa no se llevan a la oficina o a la escuela,
tampoco los problemas del trabajo deberían afectar negativamente las relaciones
familiares.
Si el papá llega a casa tirando
la puerta, expresando corporal y verbalmente su mal humor, es evidente que el
resto de los familiares no querrán acercarse o saludarlo. Este gesto de llegar
a casa dando portazos se convierte en la llave equivocada, por mucho esfuerzo
que los hijos o la esposa deseen hacer, será difícil abrir la puerta,
permanecerá cerrada hasta que se utilice la llave correcta.
¿Cómo saber cuál es la llave
correcta? Cada uno de los integrantes de la familia tiene su propia cerradura,
no con todos funciona la misma llave, es por ello que debemos darnos el tiempo
y asumir la tarea de estudiar delicadamente cada una de las cerraduras, y
atención, las cerraduras cambian con el tiempo. Seguramente el hijo de 4 años de
nombre Carlos abre su corazón y su vida con la llave de la ternura materna,
pero el mismo Carlos a los 16 años ha decidido cambiar su cerrojo y ahora
decide abrirlo con la llave del diálogo sincero y exigente.
Algunos papás pueden preguntarse
¿Por qué esta hija que es la tercera de cuatro nos salió tan rebelde y grosera
si a todos les hemos ofrecido la misma educación? No olvidemos, cada puerta se
abre con una cerradura diferente, acá no se aceptan llaves maestras, ni copias,
cada una debe ser original y única.
Algunas llaves a considerar:
·
Diálogo cercano
y confianza
·
Diálogo cercano y buen humor
·
Diálogo cercano y escucha
·
Diálogo cercano y abrazos
·
Diálogo cercano y firmeza
·
Diálogo cercano y coherencia
·
Diálogo cercano y silencio
·
Diálogo cercano y preguntas
·
Diálogo cercano y responsabilidad
·
Diálogo cercano y calidad de tiempo
Si se fijan bien, todas las
llaves aparentemente son iguales, pero cambian los dientes que le permiten dar
con la clave de la cerradura, todas estas llaves tienen como primera estructura
el diálogo cercano, el resto cambia.
Cuando hemos cometido el error de
utilizar la llave incorrecta, lo mejor es rectificar, no insistir en utilizarla,
lo que se está logrando es dañar la cerradura, es maltratarla, corriendo el
riesgo de perderla.
Es importante saber que no
estamos dejando de lado la humanidad de los padres de familia, es cierto que
somos de carne y hueso y tenemos días buenos, otros malos y algunos terribles.
Por eso quiero obsequiarles el siguiente cuento:
CONSCIENCIA
CONSTANTE
Ningún alumno Zen se atrevería a enseñar a
los demás hasta haber vivido con su Maestro al menos durante diez años. Después
de diez años de aprendizaje, Tenno se convirtió en maestro.
Un día fue a visitar a su Maestro Nan-in. Era
un día lluvioso, de modo que Tenno llevaba chanclos de madera y portaba un
paraguas.
Cuando Tenno llegó, Nan-in le dijo: «Has
dejado tus chanclos y tu paraguas a la entrada, ¿no es así?
Pues bien: ¿puedes decirme si has colocado el
paraguas a la derecha o a la izquierda de los chanclos?».
Tenno no supo responder y quedó confuso. Se
dio cuenta entonces de que no había sido capaz de practicar la Conciencia
Constante. De modo que se hizo alumno de Nan-in y estudió otros diez años hasta
obtener la Conciencia Constante.
El hombre que es constantemente consciente,
el hombre que está totalmente presente en cada momento: ése es el Maestro.
Anthony de Mello
La “conciencia constante”, ahí
está la clave al momento de tener que abrir la puerta y no equivocarnos de
llave. Este es un ejercicio muy necesario y complejo, ya que nos obliga a
frenarnos, a detenernos por un instante y hacer consciencia de nuestras
acciones y sus consecuencias, por algo Tenno luego de 10 años de estudios
reconoció ante Nan-in que la lección no estaba del todo dominada y le tocaba
volver a empezar.
Como padres de familia es
importante estar claros que no somos perfectos, que no tenemos respuestas a
todas las situaciones y cuestionamientos que nos vayan llegando en el difícil
rol de ser papá o mamá. Si nos toca detenernos y buscar un espacio acorde para
la autoevaluación y reorientación de las decisiones dadas hay que hacerlo, sin
miedo, todo sea por el amor a la familia.
Recomiendo leer en este blog el
escrito titulado “HUMANO”, aunque pueda tener como protagonistas a los docentes
puede ser adaptado a cualquier profesión, a cualquier vocación (no son lo
mismo).
Sus comentarios y sugerencias
siempre son bienvenidos.
Correo electrónico leofsc@gmail.com
Viva Jesús en nuestros corazones…
por siempre.
Excelente ojalá todos podamos distinguir las llaves de cada ser querido viva Jesús en nuestros cirazones
ResponderEliminarBuenas tardes.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por su comentario. Esa es la intención, crear conciencia, tratar de estar atentos antes de reaccionar, ya que los hijos poseen menos herramientas que los adultos para canalizar ciertas situaciones.
Lamentablemente no logro identificar a la persona que realiza el comentario.