¿QUÉ TIPO DE EDUCACIÓN NECESITO?
Para jóvenes
y educadores
El santo sufí Shams-e Tabrizi cuenta acerca de
sí mismo la siguiente historia:
Desde que era niño se me ha considerado un
inadaptado. Nadie parecía entenderme. Mi propio padre me dijo en cierta
ocasión: «No estás lo suficientemente loco como para encerrarte en un manicomio
ni eres lo bastante introvertido como para meterte en un monasterio. No sé qué
hacer contigo».
Yo le respondí: «Una vez pusieron un huevo de
pata a que lo incubara una gallina. Cuando rompió el cascarón, el patito se
puso a caminar junto a la gallina madre, hasta que llegaron a un estanque. El
patito se fue derecho al agua, mientras la gallina se quedaba en la orilla
cloqueando angustiadamente. Pues bien, querido padre, yo me he metido
en el océano y he encontrado en él mi hogar. Pero tú no puedes echarme la culpa
de haberte quedado en la orilla».
Anthony de Mello
¿A cuántos de nosotros se nos ha
considerado en algún momento de nuestras vidas “un inadaptado”? Algunos porque
son muy escandalosos, otros porque son callados, o desordenados, o muy
ordenados, a alguno le gusta mucho la lectura y se mete en sus libros, hoy en
día y desde hace algunos años las nuevas y veloces herramientas de comunicación
absorben la atención de millones de seres humanos y evidentemente sus códigos
son otros; ¿serán inadaptados?
¿Qué tipo de educación necesito? (posible
diálogo de un hijo con su papá) “Papá tú estudiaste en el siglo XX, con
profesores de ese siglo que implementaron estrategias del siglo XIX. Papá yo
nací en un mundo digital, tecnológico, veloz, en donde el ahora se convierte en
pasado obsoleto en cuestión de segundos. Mis amigos con los que converso
frecuentemente se encuentran en España, Estados Unidos, Alemania o Francia y no
necesito ir hasta donde ellos están para tener un encuentro profundo.
En el colegio me aburro, los
profesores pareciera que planifican sus clases para jóvenes ignorantes, o medio
tontos. Algunas lecciones están totalmente alejadas de mi realidad, de lo que
hoy está pasando en las calles, incluso en nuestras casas.
Es interesante ver la cara del
profesor de biología cuando nos habla de educación sexual, cree que nosotros
ignoramos esas teorías básicas, no se ha enterado que lo que necesitamos es que
nos hable con mayor claridad y responsabilidad.
En clase de formación religiosa
nos dormimos, cómo pierden el tiempo hablándonos todos los años de Moisés, de
los 10 mandamientos, del adviento, la semana santa o la resurrección de Cristo.
¿Será que ellos se comen ese cuento? Nosotros no.
¿Algún profesor se habrá
preguntado por qué nos portamos mal en algunas clases? Por favor, no respondan
rápidamente diciendo que somos unos groseros rebeldes. Esa respuesta podría
encajar perfectamente en algún caso pero no en los 38 estudiantes que formamos
el grupo de clases.”
Hoy en día se necesitan clases
que toquen los corazones, que impacten la vida de cada joven. ¿Cómo se logra
eso? Invirtiendo el tiempo necesario para conocer la realidad de cada
estudiante. Entonces el profesor comenzaría a recordar aquello que estudió en la
universidad sobre psicología evolutiva.
Platón y Aristóteles ya habían
afirmado que los sentidos nos engañan, pero sin meternos en detalles a discutir
esa afirmación, prefiero rescatar la teoría que nos dice que dependemos de los
sentidos para poder aprender, ya que son la puerta o la ventana hacia el
entorno. No es lo mismo leer un libro con o sin imágenes, y dependiendo de la
edad del lector y de la calidad de las imágenes el mensaje será bien o mal comprendido.
Otro ejemplo, que los estudiantes realicen un experimento en el laboratorio, en
el que observan los cambios de colores, olores, texturas, mediciones y sus
variaciones, etc. Ese aprendizaje no se les olvidará fácilmente.
Es por ello que insistimos tanto en que los docentes no planifiquen desde sus intereses, sino desde la realidad estudiantil, desde el diagnóstico realizado al iniciar cada período académico. De esta manera se asegurará el uso de estrategias significativas, relacionadas a la vida de los niños o jóvenes. Relacionando el contenido con la vida, beneficiando el aprendizaje significativo.
Tomado de Pablo Menichetti |
“Así, se sabe por ejemplo que el alumno kinestésico es el que más
dificultades tiene a la hora de adaptarse a la escuela tradicional.
Necesita más movimiento e interacción, de ahí que este novedoso modelo sea tan
original como acertado.” Valeria Sabater
No pretendo imponer teorías, lo que sí quisiera es profundizar en la
búsqueda de la respuesta a la pregunta ¿qué tipo de educación necesito? Los
jóvenes deben participar en la construcción de esa respuesta, parte del éxito
de una buena clase está en la actitud que asume el educador frente a los
estudiantes.
Este tema se puede trabajar en una jornada completa con estudiantes
adolescentes, se les ofrecen una serie de ejercicios que les ayudan a encontrar
su respuesta; por otro lado también se puede trabajar con los docentes para
ayudarlos a considerar ciertas propuestas al momento de planificar sus clases.
Aceptamos sus orientaciones y sugerencias.
Viva Jesús en nuestros corazones… por siempre.
Hermano Leo... Es un deleite leerle... Cuanta reflexión en cada artículo y cuanto por aprender.
ResponderEliminarInmensamente agradecido por tu comentario, me llena de alegría seguir ofreciendo lo mejor de mí al mundo educativo.
EliminarUstedes están presentes en cada línea que escribo.