PARTE II
Hoy en día me piden ser gerente
Continuando con el escrito de la
semana pasada y profundizando un poco más en la exigente tarea de ser gerente
vamos a reflexionar sobre una de las principales columnas que permitirá la
estabilidad institucional, nosotros la llamamos “espiritualidad”.
Lo primero que deseo aclarar es
que esto no tiene nada que ver con iglesias, ritos, sacramentos, mandamientos,
o curas y monjas. Es importante que superemos ciertos prejuicios que impidan
abrir la mente y el corazón a otras teorías y prácticas que enriquecen la vida
y nos permiten vivir felices.
¿Qué es la espiritualidad?
“Espiritualidad es una palabra que deriva
del griego y que está compuesta por la voz spiritus que significa 'respiro', -alis, que se refiere a 'lo relativo a', y el sufijo -dad, que indica
cualidad, por lo tanto, etimológicamente, espiritualidad es todo lo relativo a
la cualidad de lo espiritual o espíritu.” (1)
“La espiritualidad es un valor positivo y
superior, ya que es una cualidad que determina, en la mayoría de los casos, un
comportamiento coherente con los valores morales y éticos que ayudan al
desarrollo individual.” (1)
Rescatando lo expuesto
anteriormente, quisiéramos darle fuerza a la voz del espíritu, entidad no
corpórea que actúa en nosotros y nos permite tomar decisiones desde un proceso
correcto de discernimiento considerando todas las potencialidades no tangibles
que poseemos, ejemplo el liderazgo, la escucha, la sensibilidad, el
discernimiento, la eficacia, la sinceridad, el compromiso, la pasión, el don de
palabra, etc.
La línea que separa
espiritualidad y gestión no debería existir. Estamos invitados a hacer ese
ejercicio de no separar ambas columnas tan necesarias para el éxito gerencial.
Imaginemos un líder organizacional que esté consciente de la acción del Espíritu
en su vida y eso lo aplique día a día en su toma de decisiones y acciones de
liderazgo. Excelente.
Lo cierto es que cuando
investigamos sobre espiritualidad y su comprensión desde las diferentes
religiones nos encontramos con algunos elementos comunes, por ejemplo: se asume
una postura de vida de ser una persona de bien en todas sus dimensiones,
promover la cultura de la paz, desarrollando la tolerancia y el respeto a las
diversidades, asumir un estilo de vida saludable entre otras.
Y todo esto ¿cómo se aplica a una
institución? Murad Afonso nos lo aclara de la siguiente manera:
“En la óptica de una institución,
la espiritualidad es el conjunto de valores que sustentan su misión y su
negocio, inspirados en la persona de Jesucristo y en la causa del Reino de
Dios.” (2)
Toda institución tiene unos
objetivos planteados, estos solamente se alcanzarían construyendo un buen plan
de acción con unas estrategias acordes al escenario presente y al futuro
deseado, todo esto transversalizado por unos valores que en este caso se
identifican con la persona de Jesucristo.
Toda esta teoría se comprende
mejor a través de una historia que nos cuenta Marcelo Barros atribuida a
Kierkegaard.
“Cierta vez, un europeo que viajaba
por el Oriente conoció a una hermosa mujer china en una estación de tren. Quedó
encantado por ella, amor a primera vista, pero tenía dificultades para
comunicarse porque no conocía su idioma. Cuando regresó a su país de origen,
comenzó a estudiar chino con mucho interés, para así poder comunicarse con su
amada. Y así lo hizo. Ambos se escribían cartas y alimentaban el amor del uno
hacia el otro a través de ellas. Mientras tanto, él se sumergió en el estudio
del idioma y la cultura china en un esfuerzo gigantesco, hasta el punto de
convertirse en un especialista en el tema. Entonces, pasó a ser solicitado en
muchos lugares, para eventos, dar cursos y conferencias. No tenía más tiempo
para escribirle a su amada y ella ya no sabía a dónde enviarle sus cartas,
porque él estaba constantemente de viaje. El hombre se volvió una figura
importante. Pero el costo fue muy alto: olvidó a la mujer que lo motivó a
aprender chino.” (3)
Les invito a hacer un breve
espacio de silencio y meditar esta historia.
¿Será que nos está pasando algo
parecido? Comenzamos enamorados, impactados por la belleza, por la esencia y
sin darnos cuenta fuimos poco a poco desviando la atención, dejamos de mirar y
consentir ese primer amor ya que nos volcamos a dar atención a lo nuevo, a los
retos y exigencias del trabajo, el estrés, pasamos de ser contemplativos a ser
activistas. Un desequilibrio. Y el costo fue muy alto.
Ser gerentes sin espiritualidad
nos llevará a pagar ese costo tan alto. La espiritualidad no se ve pero es la
que garantiza la vida y la fecundidad.
“La espiritualidad se convertirá
en algo importante en la medida que las personas y las instituciones superen la
cultura de la apariencia y la exterioridad.” (2)
Si la espiritualidad es tan
importante para la vida de las personas y las organizaciones, ¿por qué en realidad,
ocupa un lugar tan pequeño? ¿Por qué los mismos gerentes a medida que penetran
en el mundo de la administración y los negocios, en las grandes instituciones,
se vuelven, a menudo, más autosuficientes y menos espiritualizados?
Es importante que estemos atentos
a que las cosas urgentes no sometan a lo importante, que las estrategias de
eficacia no se sobrepongan a los valores, cuidado en aquellas instituciones que
están aplicando modelos de excelencia y calidad poco o nada humanizados.
Como estamos conscientes de las
muchas dificultades que se viven al interior de algunas instituciones, sobre
todo cuando se pierde el primer amor, citamos a Murad Afonso que nos orienta
con tres sugerencias para el cultivo de la espiritualidad:
Nutrir la interioridad:
“Orar es hablar con la parte más
profunda de nuestro ser. Meditar es escuchar su respuesta.”
Jean Lévesque
Los gerentes poco a poco se van
dejando envolver de un activismo que no respeta tiempos ni escenarios, esto es
peligroso. “El cultivo cotidiano de la espiritualidad ayuda al gerente a romper
con ese círculo vicioso porque se mantiene enraizado en Dios y conectado
consigo mismo.” (2)
“Estar con la conciencia alerta
sobre sí mismo y regresar, constantemente a la fuente de la vida.” (2)
Esto no es fácil, no es algo que se
logra de un día para otro, requiere de práctica, de disciplina y sobre de todo
de un estado de consciencia que forma parte de la lista de acciones importantes.
Es importante aprender a orar sobre
la práctica de la gestión.
“Vivir la espiritualidad en la
gestión exige hacer silencio y retirarse en los momentos más exigentes.” (2)
Invertir en la calidad de
vida:
Es lamentable pero en ocasiones
los gerentes tienden a internalizar de tal manera el papel que desempeñan que
las otras dimensiones de su persona van disminuyendo o no se desarrollan
satisfactoriamente. Comienzan los conflictos comunicacionales, los espacios de
soledad como estrategia de escape, la toma de decisiones no consensuadas, o la
imposición de autoridad.
Hay que tomar ciertas posturas de
vida fundamentales que le permitan a la persona crecer en su felicidad y esto
será reflejado en su liderazgo, ejemplo: caminar con calma, observar, contemplar,
escuchar a los otros, estar cerca, dialogar, evaluar y celebrar. Todas estas
son acciones que asegurarán una calidad de vida tan deseada por muchos
gerentes.
Aprender de las noches,
desiertos y tempestades:
Solamente un discernimiento con
mucha sabiduría, guiará a las personas hacia la alternativa más acertada. Nadie
está seguro que la decisión tomada es la mejor, pero existen elementos de
iluminación que le guiarán cada paso que pueda ir dando.
Lo cierto es que cada noche en su
oscuridad, cada desierto en su soledad y cada tempestad en su angustia
permitirán al gerente fortalecerse si ha sabido transitar cada uno de estos
escenarios con la mayor humildad y coraje posible para pasar al otro lado con
el equipaje de las experiencias realizadas.
“No siempre la espiritualidad es
brisa, a veces es tempestad.” (2)
Como en los escritos anteriores,
quiero recordar que son la introducción de unos espacios de encuentro,
reflexión o talleres que permiten profundizar y construir nuevas redacciones.
Espero sus comentarios.
Viva Jesús en nuestros corazones…
por siempre.
(1) https://www.significados.com/espiritualidad/
(2) Murad A. (2015) La
Gestión y la espiritualidad, Buenos Aires, Gram.
(3) Barros M. (2000) En busca del encanto perdido: la espiritualidad cristiana en este
cambio de milenio, Sao Paulo, Paulinas.