“Demasiados niños y jóvenes, tanto pobres como ricos, en todos los rincones del mundo, están experimentando enfermedades mentales”, explica Henrietta Fore, directora ejecutiva de UNICEF. “Esta crisis inminente no entiende de fronteras ni de límites. La mitad de los trastornos mentales empieza antes de los 14 años, así que necesitamos estrategias urgentes e innovadoras para prevenirlos, detectarlos y en caso necesario tratarlos, a una edad temprana”. (1)
La información expresada en el párrafo anterior, está tomada de la página web de UNICEF y fue publicada el 05 de noviembre de 2019, antes de la pandemia producida por la COVID – 19, seguramente este escenario ha empeorado, las cifras han crecido, bastaría con pensar si en un hogar, los adultos atraviesan escenarios de estrés y depresión, posiblemente los menores de edad, padecen esos trastornos, sin saber cómo canalizarlos. Como educadores no debemos ignorar esta realidad, por el contrario, deberíamos asumir la importantísima tarea de investigar y construir estrategias que permitan hacer de la escuela un espacio de salvación, en donde cada niño logre encontrar su lugar de seguridad, de sanidad emocional y mental, logrando crecer en todas aquellas habilidades que le motiven a desarrollar su inteligencia espiritual, que en el fondo, será la que le ayudará a desarrollar las otras inteligencias para hacer frente a los escenarios de conflicto.
En el Reino Unido, la oficina para los estándares en la educación y que Alonso (2012) ha citado, señala que el desarrollo espiritual: “es el desarrollo no–material del ser humano que nos anima y sostiene y que dependiendo de nuestro punto de vista, acaba o continua en alguna forma cuando nos morimos. Algunas personas podrían denominarlo como el desarrollo del alma, otros como el desarrollo de la personalidad o del carácter.” (2)
Qué interesante y valioso es poder identificar que la oficina para los estándares en la educación del Reino Unido, está considerando el desarrollo espiritual como uno de los principales fundamentos a tener en cuenta en el proceso educativo, ya que su función es animar y sostener la vida, ojalá en nuestras escuelas este sea uno de los ejes transversales a considerar en todas las actividades escolares.
Volviendo a las afirmaciones realizadas por la UNICEF luego de varios estudios y consultas a expertos afirma:
“Según los últimos datos:
·
Más del 20% de los adolescentes de todo el mundo sufren trastornos
mentales.
·
El suicidio es la segunda causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 19
años.
·
Alrededor del 15% de los adolescentes de países de ingresos medios y
bajos se ha planteado el suicidio.
Sugiero que en todas las escuelas, se brinden herramientas de acompañamiento y formación para cada uno de los educadores, con el fin de construir estrategias preventivas que permitan a cada niño y joven, encontrar una ventana que oxigene y oriente sus sentimientos y pensamientos, hacia conductas sanas y fraternas, impactando al grupo social positivamente, trayendo como consecuencias un escuela que impacte el corazón de la familia.
“Muy pocos niños tienen acceso a programas que les enseñen a gestionar emociones difíciles”, afirma el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS. “Muy pocos niños con enfermedades mentales tienen acceso a los servicios que necesitan. Esto debe cambiar”. (4)
No estoy proponiendo que los maestros asuman el papel de psicólogos, eso sería una gran irresponsabilidad. Lo que estoy proponiendo es que el maestro cuente con las herramientas necesarias para que su aula, el espacio de la clase, sea un ambiente sano, con las condiciones emocionales necesarias para motivar al aprendizaje, educando en las sanas relaciones sociales, aprendiendo a resolver conflictos, mirando al otro como una oportunidad para ser mejores personas y no sentir al hermano como una amenaza.
Quiero sugerir algunos elementos que
podrían trabajarse desde los departamentos de psicología y orientación en cada escuela:
- Promover espacios de encuentro en los que se ayude a cada maestro a identificar sus sentimientos, aquello que le motiva y alegra cada vez que se encuentra con sus estudiantes. Identificar lo positivo, lo hermoso de ser maestro.
- Identificar aquellas acciones positivas, estimulantes, que cada maestro podría utilizar en sus aulas, con el fin de asegurar un clima agradable que beneficie el desarrollo de una clase.
- Tener encuentros con los familiares de los estudiantes, con el fin de conversar en torno a la inteligencia espiritual y los beneficios que esta aporta al ser humano. Talleres formativos.
- En cada una de las áreas del conocimiento, considerar algunas estrategias que desarrollen en los estudiantes las siguientes habilidades (inspirado de Alonso 2012):
- “La introspección: comprender y aceptarse.
- Desarrollar la imaginación, la inspiración y la intuición.
- Vivir la experiencia de asombro y misterio.
- Aprender a reflexionar sobre el origen y el sentido de la vida.
- Búsqueda del significado y propósito.
- Vivir experiencias en torno a lo trascendente.
- Reconocer que los recursos interiores aportan habilidades para sobreponernos a situaciones complejas.
- Identificar las habilidades propias en torno a la música, el arte, la literatura, el teatro, la artesanía.
- Admirar y respetar la naturaleza, el medio ambiente, la casa común.
- Desarrollar un sentido de comunidad, de encuentro con el otro.” (5)
Con el total convencimiento de que este escrito sea un aporte para cada uno de los educadores y pueda despertar inquietudes y nuevas iniciativas que impacten positivamente la vida de la escuela y las familias.
Referencias bibliográficas:
(2) Alonso, A. (2012).
Pedagogía de la interioridad. Aprender a ser desde uno mismo. Madrid: Narcea.
(pp 117 – 146)
(4) Idem.
(5) Alonso, A. (2012).
Pedagogía de la interioridad. Aprender a ser desde uno mismo. Madrid: Narcea.
(pp 117 – 146)
Imágenes tomadas de google, en su mayoría de UNICEF.