9 de agosto de 2021

¿CÓMO PODEMOS LOGRAR QUE UN ESTUDIANTE OCUPE EL CENTRO, MIENTRAS ALGUNOS EDUCADORES SE ENCUENTRAN EN LAS PERIFERIAS?

 SEGUNDA PARTE

¿Cómo podemos lograr que un estudiante ocupe el centro, mientras algunos educadores se encuentran en las periferias?

1. Conformación de comunidades de educadores: 

Existen unas condiciones necesarias para que una escuela sea un espacio de evangelización, una de ellas es la existencia de una comunidad de educadores que tenga conciencia de su misión y eso solamente se logra cuando se transita por esta experiencia, el que es amado sabe amar, el que es acogido y perdonado sabrá perdonar. Cuando esta experiencia comunitaria es sostenida por un grupo de maestros, estos contagiarán al resto, especialmente a los que van llegando.


La comunidad es siempre fuente, lugar y meta de toda acción evangelizadora. No hay pastoral -ni educativa ni ninguna otra- si el movimiento es de una sola persona. La acción pastoral se trata, fundamentalmente, de crear subjetividad social creyente; y en la pastoral educativa se trata de dar poder a los grupos para que lleven adelante su proyecto creyente desde la escuela. Porque la acción pastoral busca implantar el Reino de Dios en la sociedad por la implantación de la Iglesia en estado de comunidades.” (1)

La primera tarea que debería asumir el equipo directivo de una escuela es la de comenzar a construir experiencias de comunidad, contar con momentos de encuentro fraterno, para compartir la fe, orar juntos, celebrar la vida, sostenerse como hermanos y hermanas de una comunidad. Algunos de estos encuentros deben ser programados, otros serán espontáneos. Lo importante es que cada uno esté dispuesto a ser hermano – hermana del otro, sin prejuicios o teniendo guardadas algunas facturas por cobrar.

La comunidad debe tener las puertas abiertas, con la conciencia e intención de recibir a todos aquellos que deseen ser parte de ella. No son pequeños grupos que se aíslan del resto, al contrario, son el impulso y modelo para que la escuela se reconozca como una “iglesia”, el pueblo de Dios que se pone en camino misionero.

“El encuentro entre las personas es el umbral de la misión compartida. En el lado externo de ese umbral ponemos en común nuestras habilidades. Y cruzamos ese umbral cuando empezamos a poner en común nuestras personas. A partir de aquí podemos hablar de “misión compartida”, hemos cruzado el umbral.” (2)

Ese es el fin de la comunidad, llegar a mirarnos no como compañeros de trabajo, sino como hermanos, sin renunciar a los roles y responsabilidades que cada uno posee a nivel laboral.

“Misión compartida” es un proceso de comunión. A medida que entran en el proceso, las personas aprenden a compartir lo que son y no sólo lo que hacen. En el centro se sitúa la persona y no la tarea.” (3)


2. Plan de acompañamiento y evangelización: 

La pastoral educativa es siempre una acción planificada, esto es, que, partiendo de un discernimiento participativo sobre la situación presente, en tensión con los desafíos del Reino de Dios, busca racionalmente responder mediante una acción que promueva la conversión de las personas y los grupos al Evangelio.(4)

Quedarnos en construir comunidades cristianas, sería reducir el impacto evangelizador en cientos o miles de personas que se relacionan directa o indirectamente con la escuela. Es por ello que debemos planificar cada una de las etapas a alcanzar y los procedimientos a seguir. Cada escenario de la vida escolar debe convertirse en una oportunidad de evangelización, evitando fragmentar o yuxtaponer los conocimientos, las culturas y las vivencias a lo religioso. Cristo es el eje transversal de toda la escuela cristiana.

La planificación debe considerar:

·   si queremos servir a los otros, tenemos que formarnos, de manera especial en aquellas áreas que no siempre se consideran como importantes, ejemplo: en espiritualidad, evangelización y catequesis, doctrina social de la Iglesia,  

·  reconocer las diferencias, las desigualdades y los pluralismos que se dan entre los actores educativos,

·     es el modo práctico en el que se da el discernimiento de los signos de los tiempos.

Cada escuela desde su realidad deberá construir un instrumento de planificación que permita visualizar las metas a alcanzar, los trayectos que se deben seguir, los tramos que recorrerán dentro de cada trayecto, asignando responsables y recursos necesarios, con sus fechas bien delimitadas. En otras palabras, visualizar el itinerario evangelizador que no pelea ni se contradice con los planes pedagógicos.

Este plan de acompañamiento y evangelización considera el día a día de la escuela, cada uno de los momentos y escenarios vivibles. Cada conflicto será resuelto desde el razonamiento y los métodos cristianos, escuchando a todos, valorando cada testimonio, convirtiendo la experiencia en un aprendizaje que nos lleva a ser mejores personas.

“No se trata sólo de ofrecer una visión de la vida profundamente evangélica como una construcción coherente; se trata, además, de que esa visión sea operante en la vida de todos los días de todos los actores educativos. Reconocer la Palabra de Dios en “los bienes de la dignidad humana, la unión fraterna y la libertad, en todos los frutos excelentes de la naturaleza y de nuestro esfuerzo” (GS 39) nos tiene que llevar a crecer en dignidad, fraternidad, libertad, en transformación social hacia una sociedad alternativa. El lugar privilegiado para las actividades de este proceso son la convivencia diaria y el acompañamiento de todas las personas, las situaciones imprevistas que requieren intervención, la constitución de grupos y comunidades de fe, el aprendizaje de las elecciones y la pastoral vocacional, las actividades asistenciales, solidarias y misioneras.” (5)


3. Renacidos en el Espíritu: 

Retomando el relato del Evangelio según San Mateo, en el que se narra la sanación del hombre de la mano paralizada, quisiera rescatar desde el análisis y la comparación con la escuela algunos elementos.

En tiempos de Jesús, cuando se acudía al templo en día sábado, solamente estaba permitido orar, es lo que la ley marcaba, hacer algo diferente a lo religioso sería considerado como una falta grave. ¿Los educadores se sienten libres de crear, promover acciones innovadoras y evangelizadoras que exigen romper con alguna norma (tradicional) con el fin de poder colocar en el centro al estudiante, considerando su realidad, lo que le paraliza, devolviéndole la movilidad, no solamente mental, sino emocional, espiritual y por ende física, ya que esto le permitiría avanzar?

“El aislamiento y la cerrazón en uno mismo o en los propios intereses jamás son el camino para devolver esperanza y obrar una renovación, sino que es la cercanía, la cultura del encuentro. El aislamiento, no; cercanía, sí. Cultura del enfrentamiento, no; cultura del encuentro, sí.” (6)

El Espíritu Santo nos impulsa al encuentro. Renacer del Espíritu es reconocer que Dios está presente en cada ser humano, es ver oportunidades en donde aparentemente domina la tragedia, es abrir el corazón a lo nuevo a pesar de que estemos en medio de un escenario de muerte y destrucción. Renacer del Espíritu es aceptar que somos frágiles, seres de carne y hueso que dependen de un amor superior para avanzar por los caminos de salvación. Solamente quien cree en el Espíritu Santo es capaz de dejarse tocar y transformar, sintiendo las fuerzas necesarias para superar los límites de algunas leyes o tradiciones que impiden el surgimiento de nuevas oportunidades.

“¡Qué bonito sería que a medida que descubrimos nuevos planetas lejanos, volviéramos a descubrir las necesidades del hermano o de la hermana en órbita alrededor de mí!” (7)

Para que un educador pueda renacer en el Espíritu, tendría que vivir la experiencia del llamado vocacional, reconociendo que su presencia en la escuela tiene sentido en la medida en que toque los corazones de sus estudiantes y los lleve al conocimiento de “la verdad”. Esto solamente se logra cuando le damos al profesor luces y experiencias renovadoras, sanadoras y espirituales en las que identifica a Cristo que le llama en ese hermano o hermano que está en órbita a su alrededor, como lo afirma el Papa Francisco en Fratelli Tutti.

Jesús le otorga al hombre de la mano paralizada la sanación física y la libertad de hijo de Dios, esta es una de las grandes tareas que asumimos los educadores cristianos, brindarle todas las herramientas posibles y necesarias a los niños y jóvenes, para que puedan caminar por la vida sin riesgos de renunciar a su libertad, que puedan reconocer su valor y defenderlo, viviendo en fraternidad, construyendo experiencias comunitarias aprendidas por el testimonio dado por sus profesores. 

“El problema es que un camino de fraternidad, local y universal, sólo puede ser recorrido por espíritus libres y dispuestos a encuentros reales.” (8)

Cuando el educador se siente parte de una comunidad, en clima de fraternidad, puede construir y ejecutar un plan en el colegio que permita vivir el Evangelio en cada escenario escolar y conjuntamente se reconoce renacido, evangelizado por la acción del Espíritu Santo, aceptando la vocación de misionero y apóstol.

“Educar es un acto de amor, es dar vida. Y el amor es exigente, pide utilizar los mejores recursos, despertar la pasión y ponerse en camino con paciencia junto a los jóvenes.” (9)

Cuando estamos de acuerdo en la definición de “educar” sabremos el camino a seguir, lucharemos juntos por alcanzar la misma meta.



“Qué importante resulta entonces el empeño por crear una ´red´ extensa y fuerte de lazos verdaderamente humanos, que sostenga a los niños, que los abra confiada y serenamente a la realidad, que sea un auténtico lugar de encuentro, en el que lo verdadero, lo bueno y lo bello se den en su justa armonía. Si el chico no tiene esto, solamente le queda el camino de la delincuencia y de las adicciones. Los animo a que sigan trabajando para crear esta aldea humana, cada vez más humana, que ofrezca a los niños un presente de paz y un futuro de esperanza.” (10)


Bibliografía:

1. “Pastoral Educativa. Una mirada de fe sobre la tarea escolar”; RODRÍGUEZ Santiago fsc; Cuaderno MEL #28; página 10; Roma, junio 2005.

2. "Itinerario del educador”; BOTANA Antonio fsc; Cuaderno MEL #8; página 105; Roma, Marzo 2004.

3. "Itinerario del educador”; BOTANA Antonio fsc; Cuaderno MEL #8; página 106; Roma, Marzo 2004.

4. Documento de Puebla #1307.

5. "Pastoral Educativa. Una mirada de fe sobre la tarea escolar”; RODRÍGUEZ Santiago fsc; Cuaderno MEL #28; página 16; Roma, junio 2005.

6. Encíclica Fratelli Tutti, Papa Francisco, Asís 2020, #30.

7. Encíclica Fratelli Tutti, Papa Francisco, Asís 2020, #31

8. Encíclica Fratelli Tutti, Papa Francisco, Asís 2020, #50

9. Discurso del Papa Francisco en la plenaria de la Congregación para la Educación Católica; 12/02/2014.

10. Discurso del Papa Francisco, en el Encuentro Mundial de Scholas Ocurrentes, 04/09/2014.


      

12 de mayo de 2021

¿CÓMO PODEMOS LOGRAR QUE UN ESTUDIANTE OCUPE EL CENTRO, MIENTRAS ALGUNOS EDUCADORES SE ENCUENTRAN EN LAS PERIFERIAS?

 PRIMERA PARTE

¿Cómo podemos lograr que un estudiante ocupe el centro, mientras algunos educadores se encuentran en las periferias?



“La tarea educativa, el desarrollo de hábitos solidarios, la capacidad de pensar la vida humana más integralmente, la hondura espiritual, hacen falta para dar calidad a las relaciones humanas, de tal modo que sea la misma sociedad la que reaccione ante sus inequidades, sus desviaciones, los abusos de los poderes económicos, tecnológicos, políticos o mediáticos. Hay visiones liberales que ignoran este factor de la fragilidad humana, e imaginan un mundo que responde a un determinado orden que por sí solo podría asegurar el futuro y la solución de todos los problemas.” (1)

Nuestro escenario educativo, está sostenido por seres humanos que poseen diversas historias, experiencias que han dejado huellas y que al pasar de los años han ido definiendo la personalidad, el pensar y actuar de cada uno.

Sería muy ingenuo pensar, que todos entramos por las puertas de la escuela siendo maravillosos, educados, fraternos, solidarios o creyentes. Sí existen testimonios de educadores que construyen el Reino de Dios en la escuela, que se convierten en “ángeles custodios” de cada uno de los niños o jóvenes que se les han confiado; pero, lamentablemente, existe otro grupo, muy reducido, que cargan en sus espaldas la dura y pesada roca del dolor, de unas heridas que dejan cicatrices desde la infancia, convirtiéndose en un obstáculo para transitar su camino al encuentro y reconocimiento de su vocación.

Es correcto que al hablar de educación, el mayor porcentaje de nuestra mirada se dirija hacia el alumno, ya que ellos son los más vulnerables, son la razón de ser. Desde que el hombre tiene conciencia de su historia, la enseñanza ha ocupado un papel protagónico, los padres enseñan a los hijos todo lo necesario para sobrevivir y conservar las tradiciones y ritos familiares. El conocimiento le otorga poder al que lo posee, le permite influir sobre los otros y mejorar la calidad de vida, atraer el desarrollo y los avances, tanto económicos como científicos, espirituales y culturales.

“En aquel tiempo, entró Jesús en una sinagoga y había un hombre que tenía la mano paralizada. Los fariseos estaban al acecho a ver si le curaba en sábado para poder acusarle. Dice al hombre que tenía la mano seca: «Levántate ahí en medio». Y les dice: «¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla?» Pero ellos callaban. Entonces, mirándoles con ira, apenado por la dureza de su corazón, dice al hombre: Extiende la mano». Él la extendió y quedó restablecida su mano. En cuanto salieron los fariseos, se confabularon con los herodianos contra él para ver cómo eliminarle.” (2)

Considero oportuno proponer este pasaje de las Sagradas Escrituras como uno de los íconos evangélicos inspiradores de la escuela cristiana, ampliando nuestra mirada y reflexión en cada personaje y detalle que se nos relatan. ¿Es lícito en la escuela hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla?, ¿cuántas vidas se pueden salvar en una escuela?, ¿cuál es la ley que predomina?

Para nosotros la escuela es un lugar de salvación, podemos trasladar la imagen del templo a los colegios, espacios sagrados en donde la vida nace y se fortalece, se recupera y germina. Más adelante volveremos a abordar este texto del Evangelio.

Si queremos que el estudiante ocupe el centro, cabe preguntarnos ¿quién le ofrece ese espacio a los niños y jóvenes que asisten a las escuelas? La respuesta parece ser que los educadores y seguidamente surgen nuevas interrogantes, ¿los maestros son conscientes de esto?, ¿conocen los pasos a seguir para convertir la escuela en un lugar de salvación?, ¿cuántos maestros viven en la periferia y no lo saben?

Un maestro vive en la periferia cuando: 

* No reconoce que se le ha confiado la vida de sus estudiantes para amarlos y revelarles el mensaje de salvación, 

* cree que su única responsabilidad es transmitir conocimientos, 

* cuando cada encuentro con sus estudiantes no lo ve como una nueva oportunidad sino una obligación,

* cuando no ha logrado reconocer el paso de Dios por su vida,

* cuando no ha recibido el mensaje de salvación,

* cuando agrede o irrespeta a los estudiantes,

* cuando no actúa justamente,

* cuando no aprovecha los desaciertos de sus estudiantes como una oportunidad de crecimiento,

* cuando no se reconoce como embajador y ministro de Jesucristo,

* cuando no se preocupa en conocer las dificultades que atraviesan sus estudiantes,

* cuando no participa del proceso de construcción del Reino de Dios.


“La pregunta pastoral no es de ninguna manera ¿cómo hablaremos de Jesús a los hombres de hoy? La pregunta pastoral es siempre ¿cómo habla Jesús en los hombres de hoy? Quien se plantea la primera pregunta no busca signos. Está convencido de haber oído hablar a Dios y de saber qué ha dicho de una vez para siempre. En su perspectiva, el problema pastoral es un problema de medios, un problema que reside en averiguar cuáles son las adaptaciones de lenguaje que hay que hacer para que lo mismo de siempre sea entendido hoy. Un problema de recursos, técnicas y dinámicas. El que se hace la segunda pregunta, en cambio, sabe que el problema está en las mediaciones. Sabe que Dios habló en Jesús de un modo único e insuperable. Pero sabe también que el Espíritu está entregado en el mundo y que Jesús es Señor de la Historia.” (3)

Este texto nos permite adentrarnos un poco más en lo que será nuestra respuesta a la pregunta inicial y que posee el título de este ensayo ¿cómo podemos lograr que un estudiante ocupe el centro, mientras algunos educadores se encuentran en las periferias? En la medida en que existan maestros vocacionados, los estudiantes ocuparan el centro, cuando nos hacemos la pregunta “¿cómo habla Jesús en los hombres de hoy?” estamos en el camino acertado, escuchando al educador, a ese hombre y mujer que toca las puertas de la escuela pidiendo empleo, sin imaginarse que ha llegado a un “lugar de salvación”, a su casa, en donde se le acoge y valora por lo que es, por lo que sabe y es capaz de recibir y dar a los demás. Cuando eso sucede, la escuela deja de ser una estructura rígida, para pasar a ser un hogar, en donde el calor del fuego reúne a todos en su entorno y los fortalece, ahí comienza a nacer la comunidad cristiana.

Ante estas interrogantes y el reconocimiento de ofrecer un aporte al sistema educativo, comparto las siguientes ideas que pueden llegar a implementarse en cada escuela:

1. Conformación de comunidades de educadores.

2. Plan de acompañamiento y evangelización.

3. Renacidos en el Espíritu. 


En una próxima publicación procederemos a explicar cada uno de los tres puntos antes mencionados.


Bibliografía:

(1) Encíclica Fratelli Tutti, Papa Francisco, Asís 2020, #167.

(2) Del Evangelio según San Mateo 3,1-6

(3) “Pastoral Educativa. Una mirada de fe sobre la tarea escolar”; RODRÍGUEZ Santiago fsc; Cuaderno MEL #28; página 13; Roma, junio 2005.