¿Hacia dónde queremos ir?
Toda
institución educativa católica, atraviesa por el complejo camino de la defensa y seguridad del bien comunitario. Pensar en plural exige de todo ser
humano el maravilloso esfuerzo de cambio de lugar al momento de observar. No es
lo mismo mirar frente a un espejo que a través de una ventana que da a la
calle. El escenario será totalmente diferente, sin darnos cuenta comenzaríamos
a pensar más en los otros que en nosotros mismos.
Jesús de
Nazaret nos invita constantemente al servicio, a la escucha, a dialogar como
hermanos. Cuando en un salón de clases se encuentran 35 estudiantes y un
profesor, es importante que existan normas, acuerdos previamente establecidos
que aseguren la vivencia del Evangelio. Aunque las palabras de Jesucristo
suenan muy hermosas, en lo profundo de su mensaje encontramos grandes
exigencias, disciplina, coherencia y respeto.
¿Hacia
dónde queremos ir? Veamos si el siguiente cuento nos ilumina un poco más sobre esta pregunta.
Todo es cuestión de tiempo
Un judío ortodoxo se acercó al rabino Wolf:
-¡Los bares están llenos, y las personas se pasan la madrugada entera
divirtiéndose!
El rabino no respondió nada.
-Los bares están llenos, las personas pasan la noche en vela jugando a
las cartas, ¿y usted no dice nada?
Es bueno que los bares estén llenos - fue el comentario de Wolf -. Todo
el mundo, desde el principio de la creación, siempre ha deseado servir a Dios.
El problema es que no todos saben la mejor manera de hacerlo. Intenta ver lo
que te parece pecado como si se tratara de una virtud. Estas personas que pasan
la noche en vela están aprendiendo a permanecer despiertas y a persistir en
algo. Cuando se perfeccionen en eso, todo lo que tendrán que hacer es volverse
hacia Dios. ¡Y qué magníficos siervos serán ellos entonces!
-Es usted muy optimista -dijo el hombre.
-No se trata de eso - respondió Wolf -. Se trata de entender que
cualquier cosa que hacemos, por más absurda que nos parezca, puede conducirnos
al camino. Todo es cuestión de tiempo.
Paulo Coelho
En este
cuento el rabino Wolf estaba realizando el verdadero ejercicio de la
contemplación. Observaba, ejercicio que el común de las personas no estamos
acostumbrados a hacer. Él miraba con los ojos de la fe, permitiendo a Dios ser
Dios. Ojalá nosotros logremos responder a la pregunta ¿hacia dónde queremos ir?
Eso nos permitirá emprender el camino correcto y rectificar lo que sea
necesario, de esta manera nos convertiremos en magníficos siervos, dispuestos a
servir, a reconciliarnos con nuestro pasado permitiendo a Dios que resucite
en nuestras vidas y de esa manera pondremos a su servicio todo lo aprendido.
Todo es
cuestión de tiempo, el rabino Wolf afirma que desde el principio los seres
humanos han querido servir a Dios. Cabe preguntarnos, ¿estoy listo para servir
a Dios o necesito más tiempo?
De las destrezas
y habilidades que he logrado desarrollar y reconocer en mí, ¿cuáles me permiten
ponerme en servicio y de qué forma?
Con gusto leeré tu reflexión.
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